La actividad principal de esta villa marinera ha sido la pesca: la anchoa autóctona es uno de los productos más preciados de su gastronomía.

Enclavadas en una espectacular bahía, las playas de L’Escala han atraído a los viajeros desde tiempos remotos. Fue el lugar de bienvenida para las civilizaciones griega y romana cuando llegaron a la península ibérica a través del mar, dejando como testimonio del intercambio con estas tierras las impresionantes ruinas del yacimiento arqueológico de Empúries. Este mar cargado de historia y cultura es también fuente de ocio, diversión y descanso para el espíritu del antiguo pueblo de pescadores que habita L’Escala, del que han surgido las anchoas más famosas de la Costa Brava y emblema de la rica gastronomía marinera de esta población. Pasear por el pueblo y sus alrededores es obligatorio: no se puede olvidar visitar Sant Martí d’Empúries, hacer un trozo del GR-92 por la costa o conocer el espacio natural de Les Planasses.